Manuel Valdivia Rodríguez
Por mero azar encontré una vez un breve texto difícil de encasillar. No era chiste ni refrán ni relato. Sea lo que fuere, era una pequeña flor del ingenio. El texto que hallé era este: “El caballo dijo: Tengo pienso, luego existo”, que parafraseaba la locución cartesiana que va rodando por el mundo desde hace trescientos años: “Pienso, luego existo”. Como es natural, quise compartirla con amigos y conocidos. Mi sorpresa fue grande al comprobar que algunos ni siquiera sonreían, simplemente porque no entendían la situación. Reparé entonces que para encontrarle el gusto al chascarrillo había que conocer siquiera lo esencial del pensamiento de Descartes. Había que saber, además, que la palabra ‘pienso’ alude al alimento de los equinos y no es otra cosa que ‘forraje’. Y, claro, si algo de eso era ignorado, no había manera de entender esa frase llena de fino humor. Lee el resto de esta entrada »