EL CURRÍCULO DE LENGUAJE: LO NUEVO EN EL PERÚ DE LOS 70′

Manuel Valdivia Rodríguez

A la memoria de Mario, Eduardo, Elmo

En los años 70, en el marco de la Reforma Educativa, se iniciaron varias líneas de cambio en la educación peruana. Algunas se prolongaron, otras quedaron truncadas;  el balance está todavía pendiente. Sin embargo, hay un tema que quiero tocar siquiera someramente: el de los cambios que se produjeron en el currículo para el área  de lenguaje, que ahora es de comunicación. Siento que me es preciso escribir sobre eso porque creo que es tiempo de reconocer la intervención de tres amigos y compañeros que trabajaron intensamente por la reforma en ese campo del currículo,  y que ahora ya no están más con nosotros: Mario Fernández, Eduardo de la Cruz y Elmo Ledesma. Perdimos a Mario y a Eduardo hace ya tiempo; Elmo nos dejó el jueves pasado. Por eso, con el corazón contristado, quiero recordar, como tributo de amistad, los tiempos en que esbozamos, con osadía juvenil, algunas rutas innovadoras para el currículo y la enseñanza del lenguaje en el ámbito escolar.

En los países latinoamericanos, la década de los 60’ fue muy especial en lo que se refiere a los asuntos de lengua en la escuela. En esta materia reinaba –la palabra es justa- un principio que había permanecido incólume por décadas: para emplear mejor el idioma, los estudiantes debían conocer a fondo la gramática. Era natural, pues estaba extendida aún la definición académica de esta disciplina: “La gramática es el arte hablar y escribir correctamente el idioma” (RAE, 1931). Pero las aguas se sacudieron con la aparición de la corriente estructuralista y la  generativo-transformacional. Chomsky había comenzado a publicar desde 1951 los libros que proponían el enfoque generativo; los textos de Ana maría Barrenechea , desde una mirada estructuralista, tenían amplia difusión; Luis Jaime Cisneros introducía en el Perú enfoques modernos en el estudio del idioma, fue publicado el Esbozo de una Nueva Gramática, de la RAE (1974)  y hasta los libros escolares ejercían influencia notable con nuevas miradas: los de María Hortensia Lacau y los de Amado Alonso y Henríquez Ureña nos llegaban de Argentina, y Armando Zubizarreta publicaba tres tomos admirables en el Perú. Sí, soplaban nuevos vientos; pero todavía girando en torno de la gramática. Por eso, los programas de estudio estaban conformados por el cuerpo orgánico de contenidos gramaticales que debían ser enseñados en cada grado. Adjunta, llevaban una breve indicación, solo señalada con subtítulos, para que se ejercitara la lectura  y la  redacción.

En los 70’ se inició la reforma de la educación peruana, con la promulgación de la Ley de Educación 19326, que sería leída y estudiada cuidadosamente en el contexto internacional. Tiempo después, en ese marco se iniciaba la formulación del currículo para la Educación Básica Regular. Pero, según el plan de conversión,  la EBR sería implantada progresivamente a lo largo de varios años. Como los cambios demorarían aun, había que hacer algo con la Educación Primaria y la Secundaria, que seguirían perviviendo mientras se instalaba la EBR. Fue necesario entonces elaborar y aplicar, como medida provisional, los Programas Adaptados, que en principio debían ser solo una actualización de los programas tradicionales. Para elaborar los programas de secundaria se constituyó un equipo formado profesores que proveníamos de la escuela pública. Fuimos llamados Eduardo, Mario y yo, y a este equipo se integró Elmo, que trabajaba en la unidad de Educación Bilingüe.

¿Qué hacer? La Comisión de Reforma había pensado en un área curricular de Lenguaje; la Unidad de Currículo de la DIGEBREI había decidido trabajar un currículo por objetivos, siguiendo la fuerte influencia del INIDE ¿Cómo debían ser los programas adaptados de lenguaje? ¿Iguales que los anteriores pero imbuidos de la metodología estructural o de la transformacional? Éramos profesores formados en San Marcos y en La Cantuta. Teníamos en mente las ideas de Jiménez Borja, Peñaloza, Cisneros, Moreno Jimeno, y estábamos convencidos de que la dirección tenía que ser muy distinta de la gramatical. Leíamos afanosamente lo que decía la teoría de la comunicación, nos había llegado con fuerza la teoría chomskiana de la competence and performance, mirábamos fuera pero de poco nos servía lo que se estaba haciendo en otros países de habla castellana, buscábamos incluso en la teoría para  la enseñanza de lenguas extranjeras. Contábamos con la orientación personal de Alberto Escobar y de Inés Potzzi Scot, y con los artículos de Rodolfo Cerrón Palomino y Luis Hernán Ramírez, contemporáneos nuestros. Para ellos, la comunicación oral y la lengua usual de la comunidad eran esenciales; el castellano peruano no era uniforme y la gramática no podía dar muchas luces al estudiante. Con todo ello, decidimos  que los nuevos programas tuvieran como ejes la expresión oral, la lectura (de textos literarios y no literarios) y la expresión escrita, y organizamos los programas con una tecnología que comenzaba a estar en boga, en base a objetivos y actividades sugeridas.

Cuando llegó el tiempo de formular los programas de literatura de tercero a quinto de Educación Secundaria el cambio fue todavía mayor. Los programas vigentes comenzaban con la literatura española y seguían con la peruana, y eran planteados en un esquema cronológico, yendo de lo más antiguo a lo moderno – desde el mester de juglaría del siglo XII hasta Bécquer, Zorrilla y algo de la Generación del 98, de España; desde el Ollantay hasta Eguren, Valdelomar y Vallejo, del Perú.  Allí se detenía la historia. Y no me equivoco al emplear esta frase: lo que se enseñaba era historia de la literatura, con tanta información que compartir que quedaba muy poco tiempo para la lectura de los textos.  Emprendimos entonces la tarea de construir los programas con un enfoque absolutamente renovador. Lo importante era que los estudiantes leyeran, leyeran lo mejor: poesía, relato, ensayo, canción. Y no partiendo de siglos atrás, sino entrando en contacto con lo actual, y llegando al pasado cuando fuera preciso. Sin detenerse en cronologías ni bio-bibliografías, lo mejor eran que los estudiantes  tuvieran ocasión de entrar en contacto con los textos mismos. Los programas fueron organizados por temas: el amor, la amistad, la niñez, el paisaje, la historia, los pueblos, los personajes, y la propuesta fue que cada uno de estos temas constituyera una unidad en la cual hubiera ocasión de leer, comentar y ahondar en el conocimiento de los textos.  La secuencia por grados también fue modificada: el  tercer grado estaba dedicado a la literatura peruana, la más cercana a la experiencia de los adolescentes (Heraud, Calvo, Romualdo, Rose, Ribeyro, Arguedas, Alegría, para llegar al Palma, Melgar, Garcilaso); en cuarto, a la literatura hispanoamericana  (que para entonces se había revitalizado con el Boom: Borges, Rulfo, Neruda, Uslar Pietri y tantos ya clásicos, y junto a ellos los que recién aparecían: García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Paz); y en quinto, a literatura universal traducida (cómo no leer a Kafka, Camus, Malraux, Chesterton,  junto con Dostoievski, Dickens, Poe y, por qué no,  Homero o las Mil y una Noches).  El reto fue asumido por algunos autores de textos escolares y pronto aparecieron los de Raúl Vargas y Martín Quintana, que trabajaron en coautoría, y los de Nelson Pérez Grande, hermano del poeta Hildebrando Pérez. Los profesores de literatura quedaron perplejos. Pero si aquí solo hay “lecturas”. Sí, “lecturas”, textos, que debían dar margen a muchas actividades para la formación de la sensibilidad y la cultura literaria de nuestros jóvenes. El día de hoy, justamente, Julio Ortega, notable estudioso peruano radicado en Estados Unidos, dice lo siguiente: “Creo que tenemos excelentes escritores; nos faltan mejores lectores (Entrevista, En El Dominical, suplemento de El Comercio,18.07.10). Y eso es lo que buscaban los programas adaptados de Literatura: formar lectores, buenos lectores.

Pronto, la reforma de la educación, que ya estaba emprendiendo vuelo, comenzó a ser desmontada. Muchas cosas cambiaron. Felizmente, no cambió la orientación del currículo de Lenguaje, ahora de Comunicación. La preocupación por el hablar, el leer, el escribir, es ya inconmovible. Tal vez sea porque era una buena orientación; tal vez porque es la misma que siguen los currículos de los demás países latinoamericanos; el hecho es que en el Perú fuimos los primeros en vislumbrar lo que se percibía ya en la atmósfera. Lo que sí se canceló fue el intento de cambiar los programas de Literatura. En el lustro siguiente, se volvió a los programas tradicionales, y los alumnos de trece o catorce años comenzaron a estudiar  nuevamente la literatura en el sentido cronológico. A los lectores ya formados nos place el sonar bronco del Cantar del Mio Cid o nos conmueven las páginas de Dante, pero a los jóvenes actuales, más cercanos a Harry Potter, esas maravillas de nuestra herencia cultural los dejan fríos y no constituyen un buen pórtico para la entrada a la literatura.   

Al cabo de los años he llegado a la convicción de que escogimos un buen camino. Recuerdo las discusiones que teníamos en el piso siete del ministerio,  gozando del humor cáustico pero fino de Elmo, la risa pícara de Eduardo, el espíritu razonador de Mario, las visitas constantes a don Alberto Escobar. Este recuerdo se aviva más ahora que ofrezco estas líneas como un homenaje personal a tres compañeros de trabajo que quisieron dar su contribución al cambio de nuestra educación.

Mario Fernández. Profesor de Educación Secundaria. Después de trabajar en el MINEDU fue profesor en los colegios Martín Adán y André Malraux. Coautor con Manuel Valdivia R. de las series de Lenguaje, Renglón y Patio de Letras.

Eduardo de la Cruz. Profesor de Educación Secundaria. Después de trabajar en el MINEDU fue profesor en la Universidad Nacional Agraria. Fundó la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil  (APLIJ) y fue su presidente en varios períodos. Fue autor de textos escolares de Lenguaje y de varios libros sobre creatividad infantil.

Elmo Ledesma. Lingüista. Después de trabajar en el MINEDU  regresó a la docencia universitaria en la UNMSM. Fue asesor y autor de la Editorial Santillana. En los últimos años trabajó en el Programa de Educación Secundaria a Distancia del Ministerio de Educación.

Lima, 18 de julio de 2010

16 Responses to EL CURRÍCULO DE LENGUAJE: LO NUEVO EN EL PERÚ DE LOS 70′

  1. Rodolfo Cerrón-Palomino dice:

    Gracias, Manuel, por el mensaje de recuerdo a quienes nos dejaron en el camino frecuentado por ellos. Lo de Elmo, ni sabía. También en esta semana se nos fue Eliseo Salvatierra, otro gran educador, más modesto y humilde, pero honesto y de gran corazón. Nos queda seguir su ejemplo. Un abrazo.

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Apreciado Rodolfo:
      La vida nos concede el premio de tener amigos «honestos y de gran corazón». Por eso escribí este artículo, como testimonio de amistad. ¡Tantos años ya! Recuerdo que leía y releía un artículo que publicaste en la revista Educación, del INIDE, que de veras sirvió para que aclaráramos nuestra posición. Y no sabía que eras tan joven como nosotros (aunque Elmo y Eduardo nos llevaban unos años). Gracias por tu mensaje. Recibe un abrazo,
      Manuel

  2. Guillermo Sánchez Moreno I. dice:

    Manuel:
    Leerte ha sido un placer, no solo por lo bien que has escrito estas líneas evocativas de un trabajo pionero, sino tanbién por la amistad y honestidad que encierran. Por ello sigo teniendo esperanza en la educación peruana, la riqueza creativa de la década del 70, sigue viva y pujante en hombres y mujeres que, como ustedes,innovan y trabajan para que lo que es utopía para algunos sea con el tiempo realidad para todos. Gracias por lo que hiciste y por tus lineas. Guillermo

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Querido Guillermo:
      ¡Qué cálidas tus palabras, Guillermo! Las extiendo a todos -tú incluido- cuantos trabajamos en esa época por hacer realidad un sueño compartido. El movimiento por la Reforma cambió nuestras vidas y les dio un tono indeleble. Quiero compartir contigo una frase que acabo de hallar en un bello texto, recién publicado, de Cortazar, que calza perfectamente en este momento de nuestras vidas: «De alguna manera supe que mucho de lo que defiendo y que otros creen quimérico, está ahí en el horizonte de tiempo futuro, y que otros ojos lo verán también un día».
      Un abrazo,
      Manuel

  3. César De la Cruz dice:

    Querido y recordado Manuel,

    Soy César, hijo de Eduardo, y quiero agradecerte profundamente este artículo que me ha vuelto a mi infancia, a los experimentos de lectura que hacía mi padre conmigo, aun recuerdo el «Tito juega con Dora» y he vuelto a caminar a través de tus letras, por los pasillos del 7mo piso del ministerio de educación, yo el «Eduardito», como muchos de ustedes me llamaban. Pero es más, en el sentir de tu artículo he vuelto a reencontrar ese afán por la innovación, por lo nuevo, por lo racional y lo razonable, que mi querido padre sembró en mi, cosas que el tiempo ni las circunstancias han cambiado, quizas modelado o reorientado, pero el sello de Educación Basica Regular persiste y es base hoy a casi más de 30 años de cuando la viví. Manolo, Mario, los amigos eternos de mi padre. A ti aun te recuerdo con tu barba negra, y a Mario, siempre serio pero buena gente, siempre con papeles y debates sobre cómo y qué hacer con la enseñanza del «lenguaje».

    Un abrazo agradecido a la distancia,

    César

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Querido Lalo:
      Tú también me has hecho viajar en el tiempo. Eras un niño de primer grado cuando se iniciaba la Reforma. Recuerdo que tu profesora se puso a llorar una vez porque ella no comprendía eso de las bases para la numeración en matemática. Ella no lo entendía y ustedes, los petizos, sí. Anécdotas como esa nos hacían acrecentar la confianza en las potencialidades de los niños, confianza que Eduardo, tu papá, mantuvo a lo largo de su vida, que dedicó a trabajar con ahínco en el tema de la creatividad infantil. Vuelvo a ver a Mario, con quien yo llegaba a la casa de ustedes en Barrios Altos, esa casa modesta pero enorme en el afecto, para seguir charlando sobre los temas que nos apasionaban o matarnos de risa con los chistes de tu padre, limeño genuino, rimense para más datos. No recuerdo qué poeta español dijo esto: «Amigos, nada más. Lo demás son palabras». Recordando a Eduardo, a Mario, a Elmo, siento que esa es una verdad inconmovible.

      Un gran abrazo para tí, Lalito, y para la «Morro», tu hermana, que no se molestará conmigo por recordar lo que le decíamos cuando estaba aprendiendo a caminar.
      Manuel

  4. Hernán Becerra Salazar dice:

    Muy querido Manuel:

    Ratifico lo que siempre escucho sobre ti, tu don de gente, de gran señor, hombre sabio, noble y mejor amigo. Más aun al leer tu artículo escrito con sabiduría y ternura infinita. Rememoro en cada palabra tuya los pocos pero contundente encuentros con el profesor Eduardo de la Cruz. El último trabajo compartido fue hace unos siete años,a raíz de los visionarios talleres y concursos de narración oral escénica, que se organizaron bajo convenio entre el pedagógico de Monterrico y el MINEDU, específicamente la Dirección de Educación Primaria, que tú en ese entonces dirigías. ¡Qué épocas aquellas!
    Fue muy triste para mí cuando me enteré de su partida, casi silenciosa, sin ninguna mención oficial, por lo menos del Sector. Lo mismo ha sucedido con Elmo Ledesma, salvo el mail plantillero que envían a todos los trabajadores del MINEDU como simple obituario de cumplimiento.
    Con Elmo también compartimos jornadas maratónicas para la edición y publicación de los textos escolares y las guías metodológicas de 2003,con un presupuesto restringido y con plazos perentorios. Esos mismos libros, que fueron reeditados y reeimpresos hasta hace tres años. En fin, querido Manuel, sus obras perduran, hay una tradición, una escuela que debe continuarse, todo lo «nuevo» se construye sobre la tradición, sobre lo mejor de ella. Esa estirpe de maestros, de la cual tú formas parte, ha sabido formar cuadros, ha instituido una escuela, porque nos han enseñado que la verdadera revolución no está en la calle, en la montonera, en el bloqueo de carreteras sino en la educación, en una educación liberadora y de calidad para todos.

    Un abrazo.

    Hernán Becerra Salazar

    Pd. No tuve el honor de conocer a Mario Fernández pero siempre lo leí y releí en Patio de Letras…

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Aparte de agradecer tus palabras referentes a mí, que me parecen excesivas, ¿qué más puedo decir, Hernán? En pocas líneas has dicho tántas cosas sobre Eduardo, Elmo y Mario, que se fueron, es cierto, tan en silencio. Pero son muchos los amigos que los recuerdan con cariño. Qué bien que hayas mencionado la colaboración de Eduardo en el proyecto que tuvimos con Monterrico. Queríamos rescatar -es la palabra- la hora del cuento para los niños, y que las muchachas del pedagógico experimentaran el gozo que se siente al contar cuentos para los niños. Qué bien que hayas recordado aquellos días de trabajo intenso para producir en tres meses los libros escolares para los alumnos de primaria y que fueron obra de compañeros generosos. Algún día contaré cómo fue esa tarea y cómo respondieron a nuestra convocatoria narradores, poetas, historiadores, y los especialistas de las áreas y de la producción de materiales de la Dirección. Entre ellos, Elmo, exigente, puntilloso, que venía a nuestras oficinas después de haber cumplido sus tareas en Educación a Distancia, para trabajar con nosotros hasta la medianoche, y no más allá porque debía viajar hasta Chosica. Y, claro, no has olvidado a Mario, a quien no conociste pero cuyo Patio de Letras leíste una y otra vez. Casi has repetido las palabras de don Alberto Escobar, que escribió el prólogo para ese nuestro libro, diciendo que se lo estudiaba con gusto.
      Gracias infinitas, Hernán.

  5. Carmen Monroy G dice:

    Estimado Manuel
    No tuve la suerte de trabajar, cercanamente a los profesores Eduardo, Elmo y Mario, pero los conocía desde mi paso por Monterrico, cuando las chicas buscaban información última sobre literatura infantil, lingüística, etc.,y cuando trabajé en el MED y tu ocupabas la Dirección de Educación Inicial y Primaria y el profesor Elmo apoyaba la tarea de producir textos, qué días verdad?.
    Tus palabras sobre ellos no hacen sino dibujarte como la persona que eres, un ser sensible, que vive la amistad y valora lo compartido.
    Un abrazo
    Carmen

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Me alegró mucho recibir tu mensaje, Carmen. ¿Sabes? Ahora que soy mayor valoro más la amistad, y lamento el haber concedido poco tiempo a los amigos. Por eso no vacilé en escribir ese artículo de reconocimiento a quienes, desde su puesto, hicieron algo por el país, animados, lo sé, por un profundo cariño por nuestros estudiantes.
      Recibe un fuerte abrazo,
      Manuel

  6. CARMEN LEDESMA dice:

    Estimado Manuel

    Soy hija de Elmo Ledesma y recién acabo de leer tu artículo, quiero agradecerte por dicho reconocimiento a la mística, al compromiso y legado de mi padre, de Mario y Eduardo de la Cruz.

    En efecto, los hijos e hijas crecimos escuchando el nombre de Mario y el de Eduardo de la Cruz, entre otros como Hernan Ramirez, Escobar,etc, supongo que también los conocimos, pero entonces, tan pequeños teníamos otras prioridades.Sin embargo, los cuentos, la hiatoria de Maria Chusena,que techaba su choza y un techador que por ahi pasaba…., Tito juega con Dora, et, fueron parte de nuestro aprendizaje, acuñado en la memoria, de los que tuvimos la dicha de crecer entre libros y con quienes los escribían y quienes ponían en practica técnicas de lecto escritura con nosotros, que no siempre aceptabamos facilmente. Fue vivir en un mundo lleno de juegos didacticos, diversos libros de lectura que mas adelante se convertirían en otros textos, artículos y ensayos sobre la estructura gramatical, semantica, sintaxis, donde el compromiso de hijo/a era utilizarlo correctamente y como dice el Proverbio Hindú:
    «Dios no impuso a los ignorantes la obligación de aprender, sin antes haber tomado a los sabios el juramento de enseñar»

    Yo agregaría, que los hijos nacimos con la tarea de continuar con dicha misión.Crecimos llenos de cuentos, ideas, creatividad respirada y vivida, adivinanzas que nos hizo mas agudos, rapidos y sobre todo con el gen del compromiso de la enseñanza.
    Esta mística docente, característica innata en ellos, los hizo pioneros de la Reforma educativa en la construcción de mejores metodoloogias.
    Gracias Manuel por hacernos recordar no sólo el legado que dejan sino por refrescarnos la memmoria del compromiso que recorre nuestras venas y que es hora de aplicarlo. La misión sigue en pie y
    tenemos que continuar la carrera.

    El domingo se cumple un Mes de la partida de mi Padre, estaremos haciéndoles llegar la invitacion mañana para la Misa de Honras, que se realizara el LUNES 16 DE AGOSTO, A LAS 6 P.M. en la IGLESIA DE SAN MARCELO, sito Rufino Torrico 618 con Emancipacion, a una cuadra de la Av. Tacna -Lima.
    (Mi Padre admiraba mucho dicha iglesia por su estilo Barroco, creada en 1585, siendo unos de los Templos Coloniales mas hermosos y tradicionales de Lima.)

    Mi Madre y mis hermanas les estaremos esperando, para rezar por el descanso de mi Padre el GRAN MAESTRO DE MAESTROS.

    Recibe el agradecimiento de mi familia,
    un abrazo

    Mg. Carmen Ledesma Calderón-GAmarra
    Mi correo es: cledesma@mimdes.gob.pe

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Estimada Carmen:
      En realidad ha sido un privilegio para mi ser amigo y compañero de trabajo de Elmo, de Eduardo, de Mario. Justamente por eso escribí el artículo, para reconocer el trabajo de especialistas que introdujeron cambios importantes en la enseñanza del lenguaje, algunos de los cuales ya son, al parecer, definitivos. Sin embargo, como dices, hay que continuar la tarea. Cada uno a su modo. Yo sigo en eso, y ahora sé que lo hago también como un tributo a la amistad. Entre ellos, cada uno tenía un perfil propio. Tu papá era algo mayor que nosotros, pero nos ayudaba mucho su sentido crítico y su fina ironía (a fin de cuentas, la ironía es una forma de la inteligencia). Después pude comprobar su enorme cultura y su conocimiento del relato popular. Era -pocos lo saben- conocedor como nadie de la adivinanza, género talvez menor pero de gran valor para el cultivo de las capacidades infantiles. Elmo estará siempre en el recuerdo, junto a Mario y Eduardo.
      Un abrazo,
      Manuel

  7. Rolando Sánchez Aparicio dice:

    Dr. Manuel Valdivia Rodriguez

    Aprecio y valoro mucho su fecunda y persistente labor orientadora y formativa de los actuales educadores.
    Comencé mi labor docente en los inicios de la Reforma Educativa (Sorprendentemente, muy reconocida a nivel internacional e criticada e ignorada en nyestro País).
    Hasta antes de este acontecimiento histórico, nuestra educación se basaba en la copia de ideologías,Polìticas, conceptos, metodologías y técnicas plagiadas textualmente de otras realidades. El mérito de la Reforma es que conformó equipos de con los mejores y mas comprometidos profesionales especialistas de la época. Ellos,con actitud crítica y creativa realizaron un diagnóstico muy objetivo, propusieron fines y objetivos y crearon una tecnología acorde con la exigencias de nuestra propia realidad.
    En mi experiencia docente y posteriormente como padre de familia, he observado y observo con preocupación que el «gramaticalismo» ha sido y es uno de los mas serios obstáculos para lograr una eficiencia en las capacidades de comunicación de los educandos.
    Tanta razón tenía Gabriel García Márquez, cuando el en su discurso en el «I CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA» (Zacatecas, México 1996) dijo: «… Simplifiquemos la gramática, antes que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas…»

    Atentamente

    Prof. Primario Rolando Sánchez Aparicio

  8. Alicia González dice:

    Hola Manuel,

    Muy interesante tu artículo que nos recuerda a la época de oro de la Educación Peruana, donde maestros como tu, Elmo, Eduardo, Mario y muchísimos más nos dedicamos con mucha mìstica a reformar la educación desde una visión que todavía ahora es novedosa y pudimos poner en alto a nivel latinoamericano y mundial la calidad de nuestra Reforma Educativa. Seguramente que tu artículo motivará a los maestros jóvenes a atreverse a ser creativos para mejorar nuestra tan mellada educación en estos últimos años y demostrar que aunque varios nos han dejado todavía quedan MAESTROS como tu en nuestro país.

    • Manuel Valdivia Rodríguez dice:

      Apreciada Alicia:

      Felizmente muchos de aquellos que nos formamos con la Reforma seguimos en la marcha. Tú, por ejemplo. Y hay, felizmente, quienes van a tomar la posta. Pero conviene mantener vivos los ideales.
      Gracias, Alicia, por tu mensaje.
      Un abrazo,
      Manuel

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